EN OTÍVAR. Aún no acaba la odisea. Ahora toca buscar comida y alojamiento. Lo de comer es fácil, hay bares y tiendas como en todos sitios. Para dormir pregunto a la gente del pueblo. No hay hostales y no voy a pagar una casa rural para unas horas. Ya es casi de noche y se que hay una zona de acampada controlada a unos 2 km cuesta arriba en Lentegí, pero después de hablar con varias personas opto por dormir en un parque.
Respecto a la arquitectura de Otívar, es muy curiosa y laberíntica. No tuve tiempo de ver mucho pero me gustó su entramado de calles. La gente del bar de la calle Cuevas muy simpática.
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