EL VERDADERO VALOR. Todo lo que el hombre construye nace de la combinación de su imaginación con la naturaleza. Las ciudades, el dinero, la tecnología, todo lo que utilizamos. Llevamos muchísimos años evolucionando junto a la naturaleza, pero parece que no nos damos cuenta de que es ELLA la que nos da la VIDA. La naturaleza es la base de TODO, pero no la respetamos.
El olivar centenario es un ejemplo de como la naturaleza EQUILIBRA nuestras actuaciones. Cientos de años de relaciones tróficas entre una infinidad de seres vivos que, salvando las salvajadas que se siguen haciendo con los químicos, lleva a un ecosistema lo suficientemente maduro como para albergar una rica diversidad de especies.
LO QUE HAY. Los olivares maduros de la Campiña Sur de Córdoba conviven con especies como el mochuelo, el alcaraván, el chotacabras, la perdiz roja, abubilla, tórtola europea, cuco, zorzal común, verderón, verdecillo, pardillo, jilguero, gorrión, carbonero, herrerillo, petirrojo, alzacola rojizo, ruiseñor común, colirrojo tizón, pinzón vulgar, curruca capirotada, curruca cabecinegra, mosquitero, cogujada, lavandera blanca, liebre, conejo, tejón, turón, gineta, meloncillo, erizo, lirón careto, ratón de campo, topillo, culebra bastarda, culebra de herradura, culebra de escalera, culebra de cogulla, culebrilla ciega, lagarto ocelado, lagartija colilarga, lagartija andaluza, salamanquesa común, sapo corredor... mas multitud de invertebrados y microorganismos de gran valor ecológico.
Todas estas especies tienen su función y CONTRIBUYEN en el control de las plagas, en la SALUD del olivo y en la CALIDAD del producto que nos llevamos a la boca. Pero a la ambición de una persona no le cuadran los números y en pocas horas una máquina acaba con todo esto.